Hay que morir de noche

… Porque todos los días se aprende algo!. 

Esa frase la aprendí de un suizo. De esas personas que pocas veces llegan a tu vida y que en unos minutos o en unas horas aportan alguna cosa que jamás olvidaras… Ese extraño, con el que tuve contacto sólo un atardecer en Playa del Carmen, fue excepcional, porque aporto tres cosas en mi vida. Y ademas lo hizo en un lugar especial y en un momento estupendo que siempre me acompaña. 

Fue un sábado soleado, caluroso y delicioso en el que me dejaba acariciar el cuerpo entero por mi mejor amante: la brisa del Caribe. Ese día estaba en Playa del Carmen y disfrutaba del ambiente de “Playa Mamitas”. Estaban conmigo mi madre y Héctor, y como era de esperarse, por la tarde el conjunto de  música lounge, el whiskey y la brisa…, se confabulaban para ofrecer un buen descanso. Mi madre desaparecía de repente como es su costumbre porque no se puede mantener en un sitio mucho tiempo, mucho menos si se quedaba sola unos minutos. Así  llegó mas tarde para querer presentarnos a alguien, aunque yo me molesté un poco y me negué a conocer a nadie porque ya me imaginaba que seria alguien indeseable y porque me gusta manter mi privacidad cuando estoy tan a gusto. Yo no acababa de protestar cuando llegó el suizo a presentarse solo.

¿Qué mas podía hacer?.. ¡Ya tenía a ese  tipo alto, rubio y regordete ahí! En cuestión de minutos ya había captado mi atención porque fue agradable, correcto e interesante. Así que escuchaba todo lo que decía,    mi madre y el hablaban sin parar. Héctor reía de la situación, y yo escuchaba en detalle a ese suizo tan inolvidable. Insistió en que tomara un tequila y yo inmediatamente dije que ¡No! . Yo no soportaba el tequila, para mi era fuego que pasaba por la garganta. ¡Pero claro! No le importó y me pidió tequila Tradicional Helado. Nunca lo olvidaré. ¡Que deliciosa experiencia… !Ese día fue el primer día de mi vida que descubrí el placer de tomar tequila y el día que aprendí que no cualquier tequila es lo mismo. La sensación fría, ligera, del tequila, me envolvía y me dejaba llevar cada vez mas con la plática. Luego, mas tarde, me enseñó que las nubes del Caribe se ven siempre mas bajas que en cualquier otro lugar del mundo. Nos recostamos y las mirábamos… Tratábamos de arañarlas, de rasgarlas…, era divertido, !pero también real!. Desde entonces, no importa si estoy en St. Maarten, Aruba, Honduras, Key West, no importa, pues al atardecer me tiro sobre la arena y trato de rasgar las nubes…. sonrío y me pregunto ¿dónde estará el suizo loco?… Que me hizo mirar las nubes por el resto de mi vida, y  que me quitó la venda de los ojos para disfrutar el tequila.!!

Somos seres humanos, perfectibles y equivocables… cuando somos aún muy jóvenes, la mayoría somos necios. No queremos probar porque estamos seguros que nos gusta sólo lo que creeos. Pero yo he descubierto que el hedonismo en mi vida, el disfrute pleno de la vida, de las cosas buenas, el gozo de la escencia y de los lujos de las cosas, lo he descubierto cuando me permito darme cuenta de que en algo estoy equivocado. Hablar con extraños y beber tequila, por ejemplo, son dos cosas que no estaba dispuesto a hacer. Hoy disfruto diariamente no sólo de lo aprendido, sino también de seleccionar laguna idea preconcebida para retarme a mí mismo a vencerla. Inténtalo

Escribo esto mientras volaba hasta Tenerife para tratar de recuperar a alguien muy preciado… No lo conseguí… Pero durante el vuelo, veía a un grupo de 42 chicos que iban felices a su destino.. y pensé que ellos, como nosotros… ese día también aprenderían muchas cosas.

 

FP

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