Autocuestionarse para #LograrMás

El poder del autocuestionamiento

Era mi primera mañana en Oporto. Me costó trabajo despertar luego de tanto esfuerzo y cansancio del día anterior, pero a las 9 am conseguí levantarme de la cama. Mi compañero de piso, que aún para mí era un misterio, parecía que no había salido de su habitación. Me sentí un poco tonto porque no me atrevía a entrar al baño por si acaso mi compañero (Tom) despertaba y necesitaba usarlo, no estoy acostumbrado a vivir con algún extraño y  luego me di cuenta de que era una tontería. ¿No se trataba justamente de eso?, de vencer mis locuras, mis paradigmas y romper mis costumbres tantopersonales como profesionales? Y cada uno tiene locuras diferentes arraigadas y que tenemos que erradicar de vez en cuando para recordarnos que somos libres y que podemos #LograrMas en lo que sea que tengamos en mente.  Hay que autocuestionarse para lograr objetivos.

Así que de pensando de esa forma, me importó poco y me levanté para bañarme y tomar mi tiempo en el baño, quería salir lo más pronto posible de ahí para tomar un café antes de la primera reunión oficial para conocer a todos los compañeros de esta loca aventura estilo big brother que mezcla temas personales con profesionales.

Al salir de “casa” sentí el aire frio y también la paz dominical de las ciudades europeas pequeñas en las que por lo general, está casi todo cerrado.  Caminaba despacio y trataba de asimilar todo, de integrar los detalles en mi experiencia y  familiarizarme con el paisaje.

Silencio, un cementerio a mi lado con capillas dignas de ser fotografiadas, una iglesia que ya anunciaba con sus campanadas el inicio de la misa, o el fin de cada hora y la calle Rua do Almada, que me vería caminar durante un mes y por la que bajaba (y subía) a la zona más interesante de la ciudad.

Caminé un poco en las calles de alrededor de la Avenida de los aliados, la más elegante de Oporto y paralela a la calle en la que los nómadas digitales habíamos establecido nuestro Hub (Rua do Almada).  Ante la frustración de encontrar todo cerrado tuve que recurrir a un café cualquiera para llegar a tiempo a la reunión, no quería ser de los últimos en aparecer y así pude empezar a conocer a todos los personajes, platiqué con algunos de ellos, me espanté de otros y bueno, era de esperarse que hubiera diversidad en todos los sentidos, en profesiones, en nacionalidades, en colores, en género, en personalidad y en preferencia sexual. Nuestra lider, una chica que aunque nació en California, ha vivido más de la mitad de su vida en Asia, es de un trato amable y siempre dispuesta a hacer de la experiencia, una serie de momentos agradables.

Lo que creo que quiero rescatar de ese día, es que hicimos alugnos ejercicios interesantes para empezar la integración entre los 25 desconocidos, ejercicios uno a uno para poder hablar de nosotros con un extraño y establecer contacto visual intenso, sinceramente fue… divertido pero también enriquecedor. Tuve que confesar en dos minutos mi momento mas valiente, lo que esconde mi nombre, lo que pienso y hace que la gente me juzgue loco, mis sueños de niño, mis sueños cumplicos, mis locuras no cumplicas, etc., cosas que normalmente no contamos a nadie, que a veces ni siquiera nos detenemos a pensar. Dificilmente nos tomamos el momento de pensar, estamos envueltos en una vorágine de compromisos y tareas que cuando tenemos un tiempo libre, lo último que queremos es: pensar.

Rua do Almada

Pero después vino otro momento importante que me hizo sentir muy bien, tal vez el mejor de todos. Cerramos los ojos, meditamos en camara lenta todo lo ocurrido desde el momento de la decisión de vivir “unsettled” por un mes, la emoción, los planes, la incertidumbre y claro, las pregunta constantes y aplastantes: “¿por qué estoy aquí?, “¿qué pienso lograr?, dónde estoy hoy y dónde voy a estar en un mes?”.

Autocuestionarse es la cosa más dificil que hay, el ejercicio menos practicado por todos nosotros. Nos olvidamos de hacer pausas para mirar en retrospectiva, observar el camino hacia adelante y saber con precisión en dónde estamos parados y así marcar aquel punto que llamaremos éxito y poder tener la claridad de haber llegado ahí.

Atardecer en Rio Duero, Oporto

Pensé entonces en mis planes iniciales, los objetivos reales que me propuse cuando pensé en ese mes que pasaría en Oporto. Y en ese momento de meditación y de cara al presente lo volví a cuestionar, pero además ya lo cuestionaba con cierto sentido de urgencia mezclado con el momento de calma y meditanción en el que me encontraba.

¿Por qué estaba yo ahí?, ¿qué quería lograr?, ¿qué obstáculos tendría que venceer?, ¿a dónde quería llegar y qué habría que hacer para conseguirlo?

En principio parece que tenemos todo bajo control y que vamos adedicar realmente el tiempo que tenemos y queremos a nuestros proyectos, pero olvidamos que hay muchos factores que intervienen, incluso estando alejandos de nuestro entorno.  Esa meditación me ha acompañado desde entonces, y ese cuestionamiento también. Era momento de orquestar la forma en la que llegaríamos a nuestros objetivos.

Había un mes por delante. Salí a recibir el primer atardecer en Oporto. Aún no sabían quién era Tom.

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